No olvides que una vez tu fuiste sol no olvides ni la tapia ni el laurel no dejes de asombrarte al asistir a un nuevo nacimiento en tu jardín. No pierdas una ventana no entregues tus mañanas de aguaceros y juegos ni desentierres tesoros, viejos. No ocultes lo que ayer se te ofreció no escondas ni la pena ni el dolor no dejes que una nube diga adiós, no saltes en pedazos, no ocultes tu diamante, no entregues tu perfecto amanecer ni tus estrellas, ni tu arena, ni tu mar ni tu incansable caminar, vete de nuevo hasta el arroyo donde esta tu mejor canto. Y ve, cálmale la sed a tus enormes prados no permitas que se pierda tu cosecha hoy que hasta la lluvia fiel no te ha escuchado y busca tu raíz Y dale la caricia a la que siempre espera la única manera de hacerla que vuelva a ofrecerte frutos hasta en el invierno y no olvides que una vez, tu fuiste sol Y ve, desata esos diques de corrientes presas déjate llevar y vuelve a ser jinete baja hasta tus valles de palomas sueltas que este es tu país Donde están tus riendas donde esta tu espuma donde abandonaste tu camino entonces donde naufragaste haz crecer mil rosas, y no olvides que una vez tu fuiste sol.

jueves, 9 de diciembre de 2010

QUEDA PROHIBIDO, Alfredo Cuervo Barrero

¿Qué es lo verdaderamente importante?

Busco en mi interior la respuesta,

y me es tan difícil de encontrar.

Falsas ideas invaden mi mente,

acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,

aturdida en un mundo de falsas ilusiones,

donde la vanidad, el miedo, la riqueza,

la violencia, el odio, la indiferencia,

se convierten en adorados héroes.

Me preguntas cómo se puede ser feliz,

cómo entre tanta mentira se puede vivir,

es cada uno quien se tiene que responder,

aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:

queda prohibido llorar sin aprender,

levantarme un día sin saber qué hacer,

tener miedo a mis recuerdos,

sentirme sólo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,

no luchar por lo que quiero,

abandonarlo todo por tener miedo,

no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,

hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,

inventarme cosas que nunca ocurrieron,

recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,

no intentar comprender lo que vivimos,

llamarles sólo cuando les necesito,

no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,

fingir ante las personas que no me importan,

hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,

olvidar a toda la gente que me quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,

no creer en mi dios y hacer mi destino,

tener miedo a la vida y a sus castigos,

no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,

olvidar los momentos que me hicieron quererte,

todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,

olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,

pensar que sus vidas valen más que la mía,

no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,

pensar que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,

dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,

no tener un momento para la gente que me necesita,

no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Después de un tiempo

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma;
y uno aprende que el amor no significa acostarse y que una compañía no significa seguridad,
y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos,
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que
alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende... y con cada adiós uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro
significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte,
puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad,
irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados,
y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira
pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace,
pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo te das cuenta de que aunque seas feliz con tus amigos,
algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona , es irrepetible.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen
ocasionará que al final no sea como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese único instante...
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
extrañarás inmensamente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Y aprendes que hay 3 momentos en la vida que uno no puede remediar:

La oportunidad que dejaste pasar,
la cita a la que no asististe, la ofensa que ya pronunciaste...

Con el tiempo también aprendes sobre el dinero... y entonces comprendes que:
Puedes comprarte una casa, pero no un hogar
Puedes comprarte una cama, pero no puedes hacerte dormir,
Puedes comprarte un reloj, pero no te dará el tiempo,
Puedes comprarte un libro pero no te dará conocimiento o lo que necesites aprender,
Puedes comprarte una posición, pero no sirve para tener respeto,
Puedes comprarte medicinas y pagar la consulta al médico, pero no te da salud,
Puedes comprarte sangre, pero no vida,
Puedes comprarte sexo, pero no amor.

Con el tiempo también aprendes que la vida es aquí y ahora, y que no importa cuantos planes tengas,
el mañana no existe y el ayer tampoco.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas,
decir que necesitas,d ecir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero infortunadamente, todo esto lo aprendes sólo después de un tiempo....


Borges.J.L.

viernes, 24 de septiembre de 2010

MUESTRA DE CANTO y Por qué cantamos, Mario Benedetti


Por qué el río está sonando

y cuando suena el río / suena el río

Por el niño y porque todo

y porque algún futuro y porque el pueblo

porque los sobrevivientes

y nuestros muertos...


CANTAMOS porque el grito no es bastante

y no es bastante el llanto ni la bronca

cantamos porque CREEMOS EN LA GENTE

y porque venceremos la derrota.

Cantamos porque el sol nos reconoce

y porque el campo huele a primavera

y porque en este tallo en aquel fruto

cada pregunta tiene su respuesta.

Cantamos porque llueve sobre el surco

y somos militantes de la vida

y porque no podemos ni queremos

dejar que la canción se haga ceniza.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Miedo al silencioso miedo al ruido.

Solo una mente absurda
piensa en términos geográficos.
Solo una mente anacrónica
piensa en saltos y en atajos.
Un muro no es más que un tiro
Bala de imposición, arrebato
Un muro es un desquiciado
y conservar,
un atraso.
Quiero romper tu violencia
Quiero ultrajar tus engaños
No quiero entender esa mente
Quiero encenderla y cambiarlo
Tengo miedo.
Tengo miedos.
Hay en mí a la indiferencia.
Miedo a la incertidumbre.
Pero más y del más profundo
a la aceptación, al no-abuso.

Hay
Miedo al peso de las palabras obesas y de tanto,
hasta lo liviano tiembla,
¿Que teme?,
¿desaparecer?,
¿o teme más la vergüenza?
Miedo al miedo.
Miedo a convencerme de ser animal de costumbre.
Miedo a que el tiempo lo cure todo.
Miedo a la depresión y a la angustia.
Miedo a los fenómenos de masa.
Miedo al miedo, sobre todas las cosas.
Y más a que el miedo se transforme en bálsamo.
Miedo que subestima y penetra.
Vidas permeables.
Miedo al miedo.

Y pesa, como mil piedras
Pecha el pecho y vacía el verso,
Rompe rostros, mata manos
El pensamiento peca y aniquila al acto

Muerte al muro, que es el miedo.


Muerte al muro y llave al llanto

martes, 10 de agosto de 2010

Soma

Hemos perdido la capacidad, hermanos mortales,
de contemplarla sencillamente.
de disfrutarla,
y de describirla.

El otoño como la muerte.
Milagrosa muerte, que es también parte de la vida,
pero nos hemos empeñado en eliminar uno de los términos de la polaridad.
Como si la vida pudiera recortarse.
Y en un abrir y cerrar de ojos ya no producen dolor, ya no despiertan nada.

Pero los fieles tenían razón,
algo se esconde al final de los vasos,
algo, que me deja inerte al descubrirlo.
Como si el líquido que de ellos bebiera,
fuera mi vida, y se va acabando.

Prefiero no terminármelo, no descubrirme en el reflejo.
Que perdure mi vida en esta pausa
Y disfrutar el después en otro rato.

Otro rato impuro.
Otro rato de nadas.
De oscuros sin grises
y tan de todos como de sin sentido.

¿Y entonces?
Entonces, si.

Vuelve entonces una música musa,

y un beso entre cuerdas de guitarra.

Y entre labios, las bocas fresas,

los dientes blancos

muerden, pero también aman.

Y nada tienen que ver ni con el fondo ni con el filo de los vasos.

Ahora es otra el agua que corre,

es otro el candor,

es otra la cálida poesía.

¿Y entonces?
Entonces si, nos queda algo.

Palabras tan simples como amor o genocidio

Palabras como hogar y como hospicio.

No hay más palabras rimbombantes como rimbombante.
Porque a fin de cuentas, solo me encanta el color de las hojas.
Diferentes tonos sobre los árboles.

Tonos de otoño,
Tonos de muerte
Que es tan muerte,
Como la vida.

Carta abierta a "La púa" de Oliverio Girondo

Querido Evar:

Un libro -y sobre todo un libro de poemas- debe justificarse por sí mismo, sin prólogos que lo defiendan o lo expliquen. [...]

¡Qué quieren ustedes!... A veces los nervios se destemplan. Se pierde el coraje de continuar sin hacer nada... ¡Cansancio de nunca estar cansado! Y se encuentran ritmos al bajar la escalera, poemas tirados en medio de la calle, poemas que uno recoge como quien junta puchos en la vereda.
Lo que sucede entonces es siniestro. El pasatiempo se transforma en oficio. Sentimos pudores de preñez. Nos ruborizamos si alguien nos mira la cabeza. Y lo que es más terrible aún, sin que nos demos cuenta, el oficio termina por interesarnos y es inútil que nos digamos: "Yo no quiero optar, porque optar es osificarse. Yo no quiero tener una actitud, porque todas las actitudes son estúpidas... hasta aquella de no tener ninguna"...
Irremediablemente terminamos por escribir: Veinte poemas para ser leídos en el tranvía.
¿Voluptuosidad de humillarnos ante nuestros propios ojos? ¿Encariñamiento con lo que despreciamos? No lo sé.
El hecho es que en lugar de decidir su cremación, condescendemos en enterrar el manuscrito en un cajón de nuestro escritorio, hasta que un buen día, cuando menos podíamos preverlo, comienzan a salir interrogantes por el ojo de la cerradura.
¿Un éxito eventual sería capaz de convencernos de nuestra mediocridad? ¿No tendremos una dosis suficiente de estupidez, como para ser admirados?... Hasta que uno contesta a la insinuación de algún amigo: "¿Para qué publicar? Ustedes no lo necesitan para estimarme, los demás...", pero como el amigo resulta ser apocalíptico e inexorable, nos replica: "Porque es necesario declararle como tú le has declarado la guerra a la levita, que en nuestro país lleva a todas partes; a la levita con que se escribe en España, cuando no se escribe de golilla, de sotana o en mangas de camisa. Porque es imprescindible tener fe, como tú tienes fe, en nuestra fonética, desde que fuimos nosotros, los americanos, quienes hemos oxigenado el castellano, haciéndolo un idioma respirable, un idioma que puede usarse cotidianamente y escribirse de «americana», con la «americana» nuestra de todos los días..." Y yo me ruborizo un poco al pensar que acaso tenga fe en nuestra fonética y que nuestra fonética acaso sea tan mal educada como para tener siempre razón... y me quedo pensado en nuestra patria que tiene la imparcialidad de un cuarto de hotel, y me ruborizo un poco al constatar lo difícil que es apegarse a los cuartos de hotel.¿Publicar? ¿Publicar cuando hasta los mejores publican 1.071% veces más de lo que debieran publicar?... Yo no tengo, ni deseo tener, sangre de estatua. Yo no pretendo sufrir la humillación de los gorriones. Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único realmente interesante es el mecanismo de sentir y de pensar. ¡Prueba de existencia!Lo cotidiano, sin embargo, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura? ¿Por qué no ser pueriles, ya que sentimos el cansancio de repetir los gestos de los que hace 70 siglos están bajo la tierra? Y ¿cuál sería la razón de no admitir cualquier probabilidad de rejuvenecimiento? ¿No podríamos atribuirle, por ejemplo, todas las responsabilidades a un fetiche perfecto y omnisciente, y tener fe en la plegaria o en la blasfemia, en el albur de un aburrimiento paradisíaco o en la voluptuosidad de condenarnos? ¿Qué nos impediría usar de las virtudes y de los vicios como si fueran ropa limpia, convenir en que el amor no es un narcótico para el uso exclusivo de los imbéciles y ser capaces de pasar junto a la felicidad haciéndonos los distraídos? Yo, al menos, en mi simpatía por lo contradictorio -sinónimo de vida- no renuncio ni a mi derecho de renunciar, y tiro mis Veinte poemas, como una piedra, sonriendo ante la inutilidad de mi gesto.

jueves, 1 de julio de 2010

No te salves, Mario Benedetti

No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca.

No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.

Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el jubilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo

viernes, 25 de junio de 2010

Quereme así, piantao, piantao, piantao...
Trepate a esta ternura de locos que hay en mí,
ponete esta peluca de alondras, ¡y volá!
¡Volá conmigo ya! ¡Vení, volá, vení!

miércoles, 9 de junio de 2010

de espantapajaros, Girondo


No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Esta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!

Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba de comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...

¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! !María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

lunes, 7 de junio de 2010

Círculo Pablo Rokha

Ayer jugaba el mundo como un gato en tu falda;
hoy te lame las finas botitas de paloma;
tienes el corazón poblado de cigarras,
y un parecido a muertas vihuelas desveladas,
gran melancólica.

Posiblemente quepa todo el mar en tus ojos
y quepa todo el sol en tu actitud de acuario;
como un perro amarillo te siguen los otoños,
y, ceñida de dioses fluviales y astronómicos,
eres la eternidad en la gota de espanto.

Tu ilusión se parece a una ciudad antigua,
a las caobas llenas de aroma entristecido,
a las piedras eternas y a las niñas heridas;
un pájaro de agosto se ahoga en tus pupilas,
y, como un traje obscuro, se te cae el delirio.

Seria como una espada, tienes la trial dulzura
de los viejos y tiernos sonetos del crepúsculo;
tu dignidad pueril arde como las frutas;
tus cantos se parecen a una gran jarra obscura
que se volcase arriba del ideal del mundo.

Tal como las semillas, te desgarraste en hijos,
y, lo mismo que un sueño que se multiplicara,
la carne dolorosa se te llenó de niños;
mujercita de invierno, nublada de suspiros,
la tristeza del sexo te muerde la palabra.

Todo el siglo te envuelve como una echarpe de oro;
y, desde la verdad lluviosa de mi enigma,
entonada la tonada de los últimos novios;
tu arrobamiento errante canta en los matrimonios,
cual una alondra de humo, con las alas ardidas.

Enterrada en los cubos sellados de la angustia,
como Dios en la negra botella de los cielos,
nieta de hombres, nacida en pueblos de locura,
a tu gran flor herida la acuestas en mi angustia,
debajo de mis sienes aradas de silencio.

Asocio tu figura a las hembras hebreas,
y te veo, mordida de aceites y ciudades,
escribir la amargura de las tierras morenas
en la táctica azul de la trial danza horrenda
con la cuchilla rosa del pie inabordable.

Niña de las historias melancólicas, niña,
niña de las novelas, niña de las tonadas,
tienes un gesto inmóvil de estampa de provincia
en el agua de asombro de la cara perdida
y en los serios cabellos goteados de dramas.

Estás sobre mi vida de piedra y hierro ardiente,
como la eternidad encima de los muertos,
recuerdo que viniste y has existido siempre,
mujer, mi mujer mía, conjunto de mujeres,
toda la especie humana se lamenta en tus huesos.

Llenas la tierra entera, como un viento rodante,
y tus cabellos huelen a tonada oceánica;
naranjo de los pueblos terrosos y joviales,
tienes la soledad llena de soledades,
y tu corazón tiene la forma de una lágrima.

Semejante a un rebaño de nubes, arrastrando
la cola inmensa y turbia de lo desconocido,
tu alma enorme rebasa tus hechos y tus cantos,
y es lo mismo que un viento terrible y milenario
encadenado a una matita de suspiros.

Te pareces a esas cántaras populares,
tan graciosas y tan modestas de costumbres;
tu democracia inmóvil huele a yuyos rurales,
muchacha del país, florida de velámenes,
y la greda morena, triste de aves azules.

Derivas de mineros y de conquistadores,
ancha y violenta gente llevó tu sangre extraña,
y tu abuelo, Domingo Sanderson, fue un HOMBRE;
yo los miro y los veo cruzando el horizonte
con tu actitud futura encima de la espalda.

Eres la permanencia de las cosas profundas
y la amada geográfica llenando el Occidente;
tus labios y tus pechos son un panal de angustia,
y tu vientre maduro es un racimo de uvas
colgado del parrón colosal de la muerte.

Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga,
cariñosa, lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida;
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.

LO QUE ESPERAMOS, Girondo

Tardará, tardará.

Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad.
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-
,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces...
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.

palabras de "Todo lo sólido se desvance en al aire" Marshall Berman

“Hay una forma de experiencia vital –la experiencia del tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida – que comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy. Llamaré a este conjunto de experiencias la <>”.

fragmento de alfonsina storni, tu me quieres blanca

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Toco tu boca, cap 7 de rayuela, Cortazar

To co tu bo ca,
con un dedo
todo el borde de tu boca,
voy dibujándola como si saliera de mi mano,
como si por primera vez tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos
para deshacerlo todo
y recom
enzar,
hago nacer cada vez la boca que deseo,
la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,
una boca elegida entre todas,
con soberana libertad
elegida por mí
para dibujarla
con mi mano en tu cara,
y que por un
azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca
que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras,
de cerca me miras,
cada vez más de cerca
y entonces jugamos al cíclope,
nos miramos cada vez más cerca
y los ojos se agra
ndan,
se acercan entre sí,
se superponen
y los cíclopes se miran,
respirando confundidos,
las bocas se encuentran
y luc
han tibiamente,
mordiéndose con los labios,
apoyando apenas la lengua en los dientes,
jugando en sus recintos,
donde un aire pesado
va y viene
con un perfume viejo
y un silencio.
Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo,
acariciar lentamente la profundidad
de tu pelo
mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores
o de peces,
de movimientos vivos,
de fragancia oscura.
Y si nos mordemos el dolor es dulce,
y si nos ahogamos
en un breve y terrible a
bsorber simultáneo del aliento,
esa instantánea muerte
es bella.
Y hay una sola saliva
y un solo sabor a fruta madura,
y yo
te siento tem
blar contra mí
como una luna en el agua.

Miedo al silencioso miedo al ruido.

Solo una mente absurda

piensa en términos geográficos.

Solo una mente anacrónica

piensa en saltos y en atajos.

Un muro no es más que un tiro

Bala de imposición, arrebato

Un muro es un desquiciado

y conservar,

un atraso.

Quiero romper tu violencia

Quiero ultrajar tus engaños

No quiero entender esa mente

Quiero encenderla y cambiarlo

Tengo miedo.

Tengo miedos.

Hay en mí a la indiferencia.

Miedo a la incertidumbre.

Pero más y del más profundo

a la aceptación, al no-abuso.

Hay

Miedo al peso de las palabras obesas y de tanto,

hasta lo liviano tiembla,

¿Que teme?,

¿desaparecer?,

¿o teme más la vergüenza?

Miedo al miedo.

Miedo a convencerme de ser animal de costumbre.

Miedo a que el tiempo lo cure todo.

Miedo a la depresión y a la angustia.

Miedo a los fenómenos de masa.

Miedo al miedo, sobre todas las cosas.

Y más a que el miedo se transforme en bálsamo.

Miedo que subestima y penetra.

Vidas permeables.


Miedo al miedo.

Y pesa, como mil piedras

Pecha el pecho y vacía el verso,

Rompe rostros, mata manos

El pensamiento peca y aniquila al acto

Muerte al muro, que es el miedo.

Muerte al muro y llave al llanto

La calma regresa a mi

La calma regresa a mi
y no soporto su beso tranquilo
el borroso amanecer me conlleva
a reclamar a la virgen que freno mi paso
que sano y curo.
Que se hecho a la mar de un presente
como humo liviano, alejado, espiritual.

Infinitos horizontes multicolores
se abren en mi mente como fruto impalpable y voraz
que me sujeta a la felicidad
Ese sueño hecho realidad me deja quieto
¿como despertar de un sueño real?
¿Es acaso lo mismo o es lo mismo?

La figura fugaz abrazada por aquel árbol me atrae por inercia,

Por una línea exotérica que hila mi manto junto al suyo.
Me deja perplejo con ganas de ella eternamente, un conjuro dulce, de fresa, de la inocencia hecha cadencia en mi pecho, abrazando mi recuerdo.
Algo perenne que dejándome huérfano sube al cenit para tal vez observarla ya que por los aires vuela. Su negativo en la noche en que las estrellas estaban en el suelo, en que conquistaba mi gusto uno por uno, en la que la melodía hundía su pico en pecho

poema 17, neruda

Pensando, enredando sombras en la profunda soledad.
Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie.
Pensando, soltando pájaros
, desvaneciendo imágenes,
enterrando lámparas.
Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba!
Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías,
molinero taciturno,
se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa.
Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti.
Mi vida antes de nadie, mi áspera vida.
El grito frente al mar, entre las piedras,
corriendo libre,
loco, en el vaho del mar.
La furia triste, el grito, la soledad del mar.
Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla
de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora.
Incendio en el bosque! Arde en cruces azules.
Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz.
Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio.
Y mi alma baila herida de virutas de fuego.
Quien llama? Qué silencio poblado de ecos?
Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad,
hora mía entre todas!

Bocina en que el viento pasa cantando.
Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo.
Sacudida de todas las raíces,
asalto de todas las olas!
Rodaba, alegre, triste,
interminable, mi alma.

Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad.
Quién eres tú,
quién eres?

y beberían vino blanco. autopista del sur cortazar

“… y beberían vino blanco, beberían vino blanco antes de besarse y sentirse oler a lavanda y a colonia, antes de conocerse de verdad a plena luz, entre sábanas limpias, y volver a bañarse por juego, amarse y bañarse y beber y entrar en la peluquería, entrar en el baño, acariciar las sábanas y acariciarse entre las sábanas y amarse entre la espuma y la lavanda y los cepillos antes de empezar a pensar en lo que iban a hacer…”

“No se podía hacer otra cosa que abandonarse a la marcha, adaptarse mecánicamente a la velocidad de los autos que lo rodeaban, no pensar.”