No olvides que una vez tu fuiste sol no olvides ni la tapia ni el laurel no dejes de asombrarte al asistir a un nuevo nacimiento en tu jardín. No pierdas una ventana no entregues tus mañanas de aguaceros y juegos ni desentierres tesoros, viejos. No ocultes lo que ayer se te ofreció no escondas ni la pena ni el dolor no dejes que una nube diga adiós, no saltes en pedazos, no ocultes tu diamante, no entregues tu perfecto amanecer ni tus estrellas, ni tu arena, ni tu mar ni tu incansable caminar, vete de nuevo hasta el arroyo donde esta tu mejor canto. Y ve, cálmale la sed a tus enormes prados no permitas que se pierda tu cosecha hoy que hasta la lluvia fiel no te ha escuchado y busca tu raíz Y dale la caricia a la que siempre espera la única manera de hacerla que vuelva a ofrecerte frutos hasta en el invierno y no olvides que una vez, tu fuiste sol Y ve, desata esos diques de corrientes presas déjate llevar y vuelve a ser jinete baja hasta tus valles de palomas sueltas que este es tu país Donde están tus riendas donde esta tu espuma donde abandonaste tu camino entonces donde naufragaste haz crecer mil rosas, y no olvides que una vez tu fuiste sol.

lunes, 7 de junio de 2010

Toco tu boca, cap 7 de rayuela, Cortazar

To co tu bo ca,
con un dedo
todo el borde de tu boca,
voy dibujándola como si saliera de mi mano,
como si por primera vez tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos
para deshacerlo todo
y recom
enzar,
hago nacer cada vez la boca que deseo,
la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,
una boca elegida entre todas,
con soberana libertad
elegida por mí
para dibujarla
con mi mano en tu cara,
y que por un
azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca
que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras,
de cerca me miras,
cada vez más de cerca
y entonces jugamos al cíclope,
nos miramos cada vez más cerca
y los ojos se agra
ndan,
se acercan entre sí,
se superponen
y los cíclopes se miran,
respirando confundidos,
las bocas se encuentran
y luc
han tibiamente,
mordiéndose con los labios,
apoyando apenas la lengua en los dientes,
jugando en sus recintos,
donde un aire pesado
va y viene
con un perfume viejo
y un silencio.
Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo,
acariciar lentamente la profundidad
de tu pelo
mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores
o de peces,
de movimientos vivos,
de fragancia oscura.
Y si nos mordemos el dolor es dulce,
y si nos ahogamos
en un breve y terrible a
bsorber simultáneo del aliento,
esa instantánea muerte
es bella.
Y hay una sola saliva
y un solo sabor a fruta madura,
y yo
te siento tem
blar contra mí
como una luna en el agua.

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